jueves, 11 de noviembre de 2010

Construir una sociedad, en la era postmoderna

Joaquín Moya Cussi
Catedrático de la UIA


Primera:

Una sociedad pensada para el presente debe ser imaginada desde una conformación de Estado distinto al actual. Desde un Estado que proteja a la sociedad liberal del poder arbitrario que nace desde una expropiante y desmedida libertad de los individuos que componen la sociedad y donde la libertad no va aparejada con la responsabilidad ni con el respeto inherente al pacto social deseado.

Segunda:

Tal sociedad nace derivada del compromiso de un individuo que se reconoce y se integra fiel al “acontecimiento”, situación que lo convierte en otro y le constriñe a observarse desde diversos escenarios y con nuevas pautas de conducta. Todo ello para lograr que el desarrollo de sí mismo, quepa dentro de un mundo necesariamente comunitario. Obligando la “búsqueda de la verdad individual” al compromiso al interactuarlo con la realidad del otro. Todo ello sin ningún tipo de trabas, basado en una libertad construida responsable y digna.

Tercera:

Una sociedad debe ser construida desde su naturaleza axiomática. Todos sus acuerdos deberán ser pactados “mediante el diálogo y la confrontación”; situación que hará dialógica y dialéctica la relación del individuo y la comunidad, y dará con esto pauta a un acuerdo que surja desde un presente de realidad, con un proyecto posible y real, amén de contar con discurso. Que se centre dentro de un clima de tolerancia, de libertad y de fe ciega en el progreso de su proyectante necesidad.

Cuarta:

Claro que tal sociedad deberá tener necesariamente “confianza en el poder de la razón”, ya que sin ella no encontraría condiciones de posibilidad en ningún proyecto. Incluso aceptando sin conceder que la razón tiene más límites que los que quisiere aceptar, también es que sin ella, sin la razón, cualquier justificación o validación social quedaría sin sentido y sin observancia. Aunque no todo se desea resolver mediante las constituciones, las leyes y la aplicación de principios abstractos, sin embargo sin ellos viviríamos en las épocas donde la ley del talión privilegiaba la ventaja del más fuerte.

Quinta:

Claro está que en esta sociedad nacida para la postmodernidad sonaría lógico que ideas como “libertad e igualdad” chocaran con las ideas de “jerarquía y autoridad”, sin embargo, existe un puente entre unas y otras: la axiología. Donde la necesidad y su avidez, conscientes, hacen que nazcan desde ellas valores tornados en condición debitoria o deontológica y que sirven a unos y a otros entendidos y confrontados como gobernantes y gobernados.

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