lunes, 7 de mayo de 2012

Sergio Pitol: la magia cosmopolita



Por Gilberto Prado Galán
Coordinador de Difusión Cultural de la Universidad Iberoamericana

Sergio Pitol (Puebla, 1933) inició su escalada novelística con "El tañido de una flauta" (1972) y la prolongó diez años después con "Juegos florales".
Estas primeras obras, en las que ya se advertía la reposada madurez de un narrador que había aprendido de la literatura rusa y, en general, de las literaturas europeas, adiestrándose en ello como traductor de más de cincuenta libros y, asimismo, como intérprete e interlocutor de experiencias narrativas exorbitadas, preludiaron el camino hacia lo que sería, hasta la fecha, la cima de su viaje creativo: la trilogía de novelas que incluye "El desfile del amor" (1984), "Domar a la divina garza" (1988) y "La vida conyugal" (1991).
Además de la triple vertiente carnavalesca, escatológica y fársica, con énfasis humorístico en cada una de las instancias, la composición o estructura de este mundo imaginario, espejo y puente entre lugares y personajes de América y de Europa, fruto de un decantado oficio, de una inteligencia estratégica en la que a las piezas de los rompecabezas de los hijos de Salvador Millares, para tomar un ejemplo de "Domar a la divina garza", corresponde la armazón de la novela como puzzle narrativo que pospone el desenlace a través de la frecuente interrupción de la voz del protagonista narrador (Dante Ciriaco De la Estrella, Dante C. De la Estrella, D. Antecédela Estrella), en franco ascenso del suspense, es magistral. Concebidas de manera autónoma, y contagiándose de las similitudes formales y temáticas y, más aún, de la intención  anti-solemne que las alienta, las novelas han sido agrupadas con fortuna en un libro de tres puertas —Tríptico de carnaval—(Anagrama).
Diré algo más: es este narrador quien expone, como nadie en México, de manera explícita, en el seno de sus propias creaciones, la metodología que habrá de implementar en sus novelas.
Así sucede en el umbral de "Domar a la divina garza": “Donde un viejo novelista, a quien la edad perturba seriamente, muestra su laboratorio y reflexiona sobre los materiales con los que se propone construir una nueva novela”.

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