miércoles, 21 de octubre de 2009

Antes como después o ayer como hoy


Alfonso Mendiola
Departamento de Historia

Si a cualquier amigo le preguntáramos ¿qué hizo ayer?, y el tuviera la amabilidad de contestarnos, nos estaría hablando hoy de ayer. Esta relación entre ayer y hoy no es tan complicada como parece, pues si nos detenemos un momento a pensarlo, es algo que vivimos todos los días.


Casi siempre, pues para esto es necesario que alguien quiera platicar con nosotros, le platicamos a un amigo o familiar lo que hicimos el fin de semana. Eso que hacemos sin darnos cuenta se llama tiempo. El tiempo sólo es platicar en el presente lo que hicimos el día anterior. Me gustaría decir que el tiempo no tiene ningún misterio, pues se reduce a la bella práctica de conversar. No hay nada más sencillo que interrogar a un compañero de trabajo sobre lo que hizo el fin de semana. El tiempo es contar aquello que pasamos durante ese fin de semana.

Hace muchos ayeres, podríamos decir más de quinientos años, una persona que se llamaba Cristóbal Colón se topó con un pedazo de tierra que llamamos, actualmente, América. Él nunca supo, aunque nos parezca extraño, que había descubierto un continente desconocido hasta ese momento, el 12 de octubre de 1492. El siglo XV, en que él descubre el mundo del territorio de América, pensaba que sólo existía tres continentes: Europa, África y Asia. Colón deseaba, y siempre lo pensó así, llegar a Asia.


Sería interesante que no se nos olvidara que Colón nunca se imaginó que había descubierto un nuevo espacio habitado. Él todo el tiempo creyó que estaba en algún lugar de Asía.

Ayer como hoy, antes como después, hemos festejado el día en que Colón llegó a tierras del continente americano. Curioso que este almirante, Cristóbal Colón, nunca haya sabido lo que había realizado. Para él era más importante haber unido, viajando por el océano Atlántico, una punta de la tierra habitada –Europa- con la más alejada –Asia.


Unir lo más conocido con lo más desconocido, dicho de otra manera, la A con la Z. Aún más claro, el principio con el fin. Este personaje de la historia se imaginó que él ponía el punto final a la historia de la humanidad. ¿Qué otra cosa puede significar unir el principio con el fin? Cristóbal Colón ponía un hasta aquí a la historia en su totalidad. Él siempre pensó que esa había sido su misión en la tierra. Cerrar el tiempo de la historia.


Cuando nosotros contamos lo que hicimos el fin de semana hacemos lo mismo que Colón. Pues nosotros -probablemente con mayor claridad que él- al unir en una buena charla lo que hicimos el fin de semana, unimos el principio –sábado en la mañana- con el fin –el domingo en la noche.

El ayer siempre se cuenta hoy. Como dice un dicho popular, mañana se fía hoy no. Eso es lo que llamamos tiempo. Vuelvo a repetir, ¿hay algún misterio en el acto de platicar lo que hicimos el fin de semana?

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