jueves, 24 de mayo de 2012

Los jóvenes mexicanos exigen justicia y libertad: nada los va a detener

Por Dr. Alberto Montoya Martín del Campo
La coyuntura histórica.

De manera inesperada, la interpelación de los estudiantes de la Ibero al Lic. Enrique Peña Nieto, candidato del PRI a la Presidencia de la República, cambió el rumbo de las campañas presidenciales y ha tenido mayor trascendencia que el primer debate televisado organizado por el IFE.

Desde ese momento, se desvaneció y está descartada como inexorable, la crónica anunciada, televisivamente construida y manipulada con un 25% de indecisos, del triunfo absoluto del PRI.

El fracaso de una economía política implantada durante tres décadas, en función de los intereses globales, que ha conducido al estancamiento, la dependencia y la falta de oportunidades para millones de jóvenes, plantea dos perfiles distintos para la Presidencia de la República: un mandatario que sea libremente elegido y responda a los intereses de los mexicanos, con base en el respeto irrestricto a la
Constitución y los Derechos Humanos; o bien un gerente y gendarme de los intereses corporativos globales, que siga imponiendo su lógica e intereses al Pueblo de México, incluso mediante la represión y la violencia institucional.

Los jóvenes intuyen, sienten, viven, sufren, y muchos también conocen esta realidad, con sus estudios universitarios. Ante esta disyuntiva, un número creciente y diverso de grupos y organizaciones sociales, están manifestando de manera más pública y abierta, su rechazo intransigente a la impunidad; a la continuidad del actual orden social, y a los que consideran responsables de la situación del país.

Lo hacen manifestando pacífica y claramente su opinión, y ejerciendo sus derechos humanos y constitucionales, más allá, y tal vez en contra de los partidos políticos.

Los jóvenes universitarios de la Ibero exigieron justicia por los dos jóvenes asesinados en Atenco por las fuerzas de seguridad; mismas que también hirieron de gravedad a decenas de vecinos; detuvieron sin ningún fundamento legal a cientos de ciudadanos, muchos de los cuales fueron torturados; y cometieron infamias contra 47 mujeres que fueron golpeadas, humilladas y encarceladas, 26 de las cuales denunciaron haber sido violadas por estos policías.

Su grito “Todos Somos Atenco”, manifestó con fuerza su solidaridad con los agredidos. Al PRI le pareció incomprensible que los jóvenes, en especial de una universidad privada, se manifestaran por estos hechos. Se pidió incluso investigación y castigo.

La televisión, en un juego de espejos, buscó desacreditar a los jóvenes, en lugar  de iluminar la realidad del país. Ambos fueron por lana y salieron trasquilados: su credibilidad se desplomó; lejos de aceptar pasivamente el poder mediático, los estudiantes de otras universidades se sumaron a la exigencia de objetividad y equidad en la información.

Los 131 estudiantes de la Ibero que desmintieron al presidente del PRI y a un senador del PVEM, así como a las televisoras; se adelantaron de manera simbólica a miles en todo el país, que  ahora se manifiestan como el número 132. La conciencia y actitud de los jóvenes universitarios está despertando a muchos y animando a otros; pero no son los primeros.

Otros incluso, han dado hasta la vida como sucedió en Ayotzinapa, donde los estudiantes fueron reprimidos y dos de ellos asesinados de manera impune, por el “grave” delito de exigir de manera desesperada, más recursos y apoyos para su escuela, ante la indiferencia y el desprecio del gobierno.

El valor de los estudiantes al interpelar la impunidad del poder, ha motivado un amplio apoyo social y pareció ser la señal inconscientemente esperada, para que muchos jóvenes y adultos en todo el país, manifestaran sin temor sus opiniones.

Los jóvenes universitarios formados en la búsqueda de la verdad y la justicia, y millones que sufren un modelo económico estructuralmente irracional e injusto, están asumiendo su responsabilidad ante la lacerante desigualdad del país, la irracionalidad del orden social y los actos de injusticia de los gobernantes.

Los eventos inéditos que estamos presenciando, introducen a la sociedad y a los ciudadanos como protagonistas políticos, y muestran una indudable emergencia de la juventud mexicana ante su propio futuro. Los jóvenes repudian la manipulación mediática y política. Las manifestaciones que se han venido sucediendo en todo el país, en un ambiente de crítica mordaz, humor y reclamos profundos de justicia, han deslegitimado ya una elección presidencial manipulada por las televisoras.

Los jóvenes desnudaron la manipulación de la información y del spot. Los jóvenes repudian la violencia simbólica televisiva, que los aturde sistemáticamente con distracciones y espectáculos (deportes, escotes, bailes, música o ruido mediático); al tiempo que practican la confusión y desinformación sobre la realidad nacional, creado con una espiral de silencio sobre los hechos fundamentales que deberían ocupar las mentes de la sociedad.

Las televisoras no promueven, sino que impiden los debates fundados en el conocimiento, el juicio moral y las propuestas ético-racionales; lo que vulnera la libertad de los mexicanos, pues ésta requiere el pensamiento y el discernimiento ético para que ésta sea una autodeterminación consciente y no condicionada o manipulada.

Las causas históricas de la involución nacional, están en el liberalismo corporativo, ahora cuestionado en el mundo entero, que fue excluyente para la mayoría de los jóvenes y les redujo sus expectativas de libertad, justicia y proyecto de vida. La imposición de intereses corporativos de los países más ricos, les quitó su futuro.

México abdicó durante los últimos treinta años de su proyecto histórico y constitucional de desarrollo.

El actual paradigma hace imposible que la economía crezca 6% al año y que se puedan crear más de un millón de empleos, que son necesarios tan sólo para quienes entran a la población económicamente activa.

Los jóvenes, en especial la mayoría de los que viven en condiciones precarias o de pobreza, sufren las consecuencias de la violencia multidimensional de un sistema económico incapaz de ofrecerles oportunidades de educación, empleo, ingreso, cultura, ciencia, tecnología y seguridad social.

Lo que viene.

La buena noticia es que a pesar de todos estos obstáculos, ya se parió el verdadero debate democrático en nuestro país. Los jóvenes están hablando, se están manifestando, y no se detendrán hasta lograr un cambio del país. Sus voces se suman a muchas otras que se habían venido expresando desde hace años, sin que fueran escuchadas por los medios masivos y las autoridades gubernamentales.

Los jóvenes no son provocadores, ingenuos o violentos; les alienta la convicción de que el cambio de fondo del país, a pesar de la gravedad de los problemas y de las graves desigualdades e injusticias, debe ser pacífico, con argumentos, fundamentos éticos y racionalidad.

Los jóvenes no tienen miedo, sino mayor consciencia, convicción y aliento de vida. Su participación será sin duda una fuerza poderosa y positiva para el cambio democrático del país, hacia una mayor racionalidad y justicia, que los reconozca a ellos como sujetos y fines de estos cambios. Bienvenida su contribución, porque nos hacen más libres y dignos a todos los mexicanos.

 * Académico de la dirección de Investigación de la Universidad Iberoamericana, ciudad de México. Vicepresidente del Centro de Estudios Estratégicos Nacionales

martes, 15 de mayo de 2012

Carlos Fuentes, “adalid de la libertad de expresión”: rector de la Ibero

    La Ibero lamenta el fallecimiento del reconocido autor



“México ha perdido a un gran patriota y un adalid de la libertad de expresión. Descanse en paz”, dijo el doctor José Morales Orozco, S.J., Rector de la Universidad Iberoamericana, al lamentar la pérdida del prolífico escritor Carlos Fuentes, a los 83 años de edad.

A su vez el doctor Agustín Basave Benítez, director de Posgrados de la Ibero y amigo cercano del autor de "La región más transparente", calificó el deceso como “una pérdida inconmensurable, en términos culturales y humanos”.

Para el doctor Basave, Carlos Fuentes no fue sólo un gran escritor y un gran intelectual, sino un hombre que dejará en México un vacío importante, al ser, en sus palabras, “el personaje más relevante que teníamos en la cultura mexicana”.

“Lo conocí hace muchísimos años, cuando estudiaba mi doctorado en Oxford y él era profesor de la cátedra 'Simón Bolívar' en Cambridge. Él fue a dar una conferencia a Oxford y yo como estudiante mexicano fui a escucharlo. El director de mi college me encargó atenderlo y yo, encantado, lo llevé a librerías, platiqué con él y le di una copia de mi adelanto de tesis. Muy amablemente, después me invitó a comer con él y su familia a Stratford-upon-Avon, la cuna de Shakespeare”.

“Desde ahí comenzó una amistad muy asimétrica con él, la de un estudiante con un gran pensador y un personaje importantísimo en México. Con esa facilidad que él tenía fue haciendo que las cosas se transformaran de la admiración de un joven a la amistad con él”.

Además de ser un hombre muy generoso, un pensador y un intelectual, Carlos Fuentes fue “amigo de sus amigos”, aseguró el doctor Basave, cuyo primer libro, "México mestizo", fue prologado por Fuentes, a quien calificó como dueño de una obra “singularísima” y como uno de los grandes escritores de la generación del realismo mágico.
Carlos Fuentes visitó la Ibero en febrero de 2010, con motivo de la Mesa de Rectores Universia, un encuentro de 29 rectores y representantes de instituciones de educación superior del país, en el cual expuso sus ideas en torno a la educación superior y sus principales tareas pendientes.

lunes, 14 de mayo de 2012

Todavía la perversión

Por  Javier Prado Galán, vicerrector Académico de la Universidad Iberoamericana

Si tuviéramos que caracterizar la perversión habríamos de señalar como probables rasgos la crueldad excesiva, el “placer extraordinario” y la maldad sofisticada. La RAE distingue dos significados: maldad en grado sumo y acción que corrompe el orden y las costumbres.

Quizá en el pasado pesó demasiado esta última acepción, por ello fueron considerados como perversas acciones que atentaban contra un determinado orden establecido –por ejemplo la acción homosexual- pero que hoy ya no son vistas de ese modo.

Casi siempre se vincula el término “perversión” al ámbito de la sexualidad, pero no necesariamente la acción perversa tiene un cariz sexual.

La sociedad actual intenta suprimir de toda coloración moral a la perversión de nuestro tiempo. Los perversos en todo caso son enfermos, productos de alguna deficiencia cerebral o de genes malditos que impiden el desarrollo “normal” de la persona. Es verdad que el siglo XIX se equivocó al señalar como tipos de lo perverso al niño masturbador, a la mujer histérica y al homosexual (cfr. Élizabeth Roudinesco). El tiempo desmintió esta convicción.
Nuestra sociedad lentamente ha llegado a ver con “normalidad”, y gracias al psicoanálisis, a la ciencia, al progreso moral, tanto al niño masturbador, como a la mujer histérica y al homosexual. En algunos sectores religiosos, no sólo en sectores de la Iglesia Católica, se sigue considerando la masturbación y la homosexualidad como pecados “contra natura”. Pero la modernidad ha dejado de ver “culpa” en estas conductas.

Quizá el análisis de la perversión nazi nos aclare más el tema. Arendt supo ver en Eichmann lo que ella denominó “la banalidad del mal”. Este genocida, y no sólo éste, veía con naturalidad lo que había hecho, no se sentía culpable o, lo que es peor, no sabía que era culpable. La perversión se manifiesta aquí de un modo excepcional. Los genocidas nazis y no sólo ellos –también los turcos, los soviéticos, los hutus, los serbios, etc.- experimentaban un “placer extraordinario” a la hora de masacrar a las masas y justificaban cínicamente su comportamiento.

La psiquiatría contemporánea ha pretendido borrar el término “perversión” para designar con el término “parafilia” o “desviación sexual” todo aquello que antaño designaba la palabra “perversión”. Ni la zoofilia ni el fetichismo serían así formas de la perversión, como si la perversión tuviera que ver sólo con el daño público al otro. Quedarían así como únicas formas de la perversión la violación, el proxenetismo, etcétera, es decir, todo aquello que ultraje al otro.

Hoy se considera tanto a la pederastia como al terrorismo como formas perversas “par excellence” y los intentos de ocultar el mundo de la perversión fracasan.

La pederastia daña la inocencia del niño y el mundo “civilizado” se jacta de proteger al adulto por venir. Es un error intentar suprimir del vocabulario la palabra “perversión”. La tirana realidad así lo reprueba.

lunes, 7 de mayo de 2012

Sergio Pitol: la magia cosmopolita



Por Gilberto Prado Galán
Coordinador de Difusión Cultural de la Universidad Iberoamericana

Sergio Pitol (Puebla, 1933) inició su escalada novelística con "El tañido de una flauta" (1972) y la prolongó diez años después con "Juegos florales".
Estas primeras obras, en las que ya se advertía la reposada madurez de un narrador que había aprendido de la literatura rusa y, en general, de las literaturas europeas, adiestrándose en ello como traductor de más de cincuenta libros y, asimismo, como intérprete e interlocutor de experiencias narrativas exorbitadas, preludiaron el camino hacia lo que sería, hasta la fecha, la cima de su viaje creativo: la trilogía de novelas que incluye "El desfile del amor" (1984), "Domar a la divina garza" (1988) y "La vida conyugal" (1991).
Además de la triple vertiente carnavalesca, escatológica y fársica, con énfasis humorístico en cada una de las instancias, la composición o estructura de este mundo imaginario, espejo y puente entre lugares y personajes de América y de Europa, fruto de un decantado oficio, de una inteligencia estratégica en la que a las piezas de los rompecabezas de los hijos de Salvador Millares, para tomar un ejemplo de "Domar a la divina garza", corresponde la armazón de la novela como puzzle narrativo que pospone el desenlace a través de la frecuente interrupción de la voz del protagonista narrador (Dante Ciriaco De la Estrella, Dante C. De la Estrella, D. Antecédela Estrella), en franco ascenso del suspense, es magistral. Concebidas de manera autónoma, y contagiándose de las similitudes formales y temáticas y, más aún, de la intención  anti-solemne que las alienta, las novelas han sido agrupadas con fortuna en un libro de tres puertas —Tríptico de carnaval—(Anagrama).
Diré algo más: es este narrador quien expone, como nadie en México, de manera explícita, en el seno de sus propias creaciones, la metodología que habrá de implementar en sus novelas.
Así sucede en el umbral de "Domar a la divina garza": “Donde un viejo novelista, a quien la edad perturba seriamente, muestra su laboratorio y reflexiona sobre los materiales con los que se propone construir una nueva novela”.