jueves, 6 de mayo de 2010

El matrimonio de homosexuales y los derechos humanos

Francisco Galán
UIA


Tuve el honor de hablar en nombre de las universidades firmantes en la ceremonia de creación del Mecanismo de Seguimiento y Evaluación del Programa de Derechos Humanos del Distrito Federal. Coincidimos varios en el compromiso del gobierno del DF al dar este paso, alguien señaló como ejemplo de dicho compromiso el tema del matrimonio de homosexuales.

Aquí en la UIA hemos discutido mucho el tema. Mi principal discrepancia con varios es que no logro ver por qué es éste un tema de derechos humanos. Si a una pareja de homosexuales se les impidiera la entrada a algún lugar, o se les expulsara de alguna organización por este hecho, por supuesto que estaríamos hablando de una violación a sus “derechos humanos”.

En el tema del matrimonio, como en otros temas morales y éticos, hay una gran discusión sobre el concepto de naturaleza humana. ¿Existe algo así como lo natural? O no más bien todo es histórico y cultural. En el tema de la fundamentación del derecho en general, y en particular de los derechos humanos, sabemos que existe, con fuertes críticas, el ius naturalismo que apela a esa naturaleza. Derechos humanos serían aquellos que tutelados o no por una legislación positiva, cualquier ser humano podría invocar, porque son algo implícito, propio de la naturaleza humana y de la dignidad de toda persona.

El matrimonio como lo conocemos parece más bien algo cultural histórico. El hecho de que para procrear fuera hasta hoy necesaria la relación sexual entre hombre y mujer, supondría que es natural que sea entre hombre y mujer. Pero es difícil alegar que la monogamia es algo “natural”. Si quisiéramos hacer tal defensa tendríamos que elaborar un concepto más complejo de la naturaleza humana, porque en ella hay algo específico, distinto de los otros seres naturales, y en ese sentido anti natural. Éste es también un gran problema filosófico de los discursos de los ecologistas.

Supongamos que el alegato es que ya no hay que mantener la familia tradicional como la conocemos y que queremos ir a una sociedad diferente más sofisticada, y que por tanto lo que queremos es cambiar la institución social “matrimonio”, ¿por qué entonces decimos que es un problema de derechos humanos”? Hay aquí un dislate entre una sociedad que quiere librarse de criterios normativos tradicionales y que sin embargo apela a ellos.

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