jueves, 14 de octubre de 2010

El TRI y el PRI

Francisco V. Galán
UIA

Muchos de los himnos nacionales se compusieron en el siglo XIX. Bajo la balsa “nación” se pudo conservar algo de los restos del naufragio de lo sagrado: “que en el cielo tu eterno destino…” La identidad se construye en gran parte en la diferencia con otros, sobre todo el enemigo, y nuestro himno exhorta a la guerra. La que enfrentamos hoy no es contra otras naciones sino contra un imperio supra nacional invisible e invencible: la droga, frente al cual es difícil construir la identidad, como quiso el presidente Calderón.

El futbol ha venido a llenar un vacío. Según algunos enterados fue Calderón quien intervino para que Aguirre dirigiera al Tri. Sarkozy ha tomado como asunto de estado el fracaso futbolero. Vimos incluso a la Merkel (y no era la final). Si bien en las Olimpiadas hay juegos de conjunto, héroes y medallero nacionales, el show está más en la hazaña del competidor. Por ello nada como el fútbol para exaltar el nacionalismo. Sólo ahí hay un espectáculo parecido a la guerra.

No deja de ser paradójico que este nuevo nacionalismo belicista light tenga como fondo a la globalización: el organismo rector pretende poder por encima de leyes locales; Jugadores turcos con Alemania (que no saben ni cantan el himno); Un campeón italiano de la champions con diez extranjeros; La estrella del Madrid frente a España; Maradona llama vende patrias a Lavolpe, etcétera.

En el pasado mundial, como dijo una amiga, vivimos los mexicanos una esquizofrenia nacionalista. Del sentimiento de fracaso, pasamos al 5 de mayo, para acabar en el fatalismo pesimista, cuando de hecho no avanzamos, pero tampoco retrocedimos. Con la elección, no fue lo mismo que con la selección. Hubo violencia, robos de urnas, compra de votos, intimidación, y abuso de poder como antes del mundial de 70. La autoridad local volvió a quedar cuestionada, y vimos de nuevo al dinosaurio invitarnos a back to the past.

Casi nadie consideró esto como un fracaso nacional. Con todo hubo signos de esperanza, y no Aguilar ni Gio, sino la cantidad de gente que salió a votar en algunos estados y la alianza PAN- PRD. Por fin un acuerdo en algo de estos antagonistas que no hace mucho por poco y llegan a los golpes. Gracias a ellos no fue una goliza. Ante la falta de demócratas cabe citar al Vasco: Estamos jodidos. Tal vez deberíamos nacionalizar a algunos, quien quite y hasta se aprendan el himno.

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