viernes, 11 de febrero de 2011

La inhumanidad del spam

Francisco V. Galán
UIA

Cuando reparten volantes, pegan carteles, ya sabe uno que le hablan a uno- masa. Esto no sucede en otras formas del marketing. En Facebook me pasó con una atractiva mujer que quería “ser mi amiga”, y era propaganda de Peña Nieto. Hace poco llegó de manera personalizada a mi correo de la UIA: “Información acerca del seminario: Congreso Nacional de Flotillas de Autotransporte: Cómo Mejorar la Productividad Operativa y Financiera del Personal y del Negocio” (sic). La mujer de Quality Training de Mexico aseguraba que era la oportunidad que esperaba para cambiar la productividad de mi negocio. Me harían un descuento especial si respondía pronto. Todo era maravilloso salvo que soy profesor de Filosofía.

Me vino entonces un sentimiento como el de un sábado en el que interrumpieron mi siesta dos señoras porque me traían un mensaje, en lugar de ignorarlas me puse a explicarles, a su pesar, algunos principios hermenéuticos básicos aplicables a cualquier texto, por lo que decidieron irse con la promesa de traer “a sus jefes”. Ahora le escribí “a la líder del proyecto” que no cabía de la emoción, que este congreso de flotillas era lo que siempre esperé en la vida. ¡Y me contestó!, me envió un formulario. Respondí vociferando lo absurdo de su mercadotecnia, pero ella aseguró que era efectiva y respetuosa, ya que si quería que me borraran abajo estaba la liga.

He aquí la ética del spam, si no quieres que te envíen lo que no pediste puedes solicitar que te borren (Lo mismo me pasó con ticketmaster con su revista). Estoy harto. ¿Por qué lo debo hacer yo? Con las llamadas a casa los sábados o domingos es peor. Si quieres que no te llamen hay que hablar a la Procuraduría del Consumidor. ¿Por qué? Lo siento mucho, he sido una persona bastante respetuosa, pero ahora cuando llaman les recito una perorata, así como a Quality le envío la propaganda de las conferencias filosóficas, tal vez las flotillas decidan leer la Fenomenología del Espíritu.

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