jueves, 7 de febrero de 2013

Medios públicos culturales, con tecnología del siglo XXI, pero legislación del siglo XVI: director de TV UNAM

Importantes representantes de medios culturales en México se dieron cita en la Universidad Iberoamericana para ser parte de “Cultura y medios: Primer foro de difusión cultural”, organizado por la Sociedad de Alumnos de Arte Artefacto y el colectivo Ajolote, conformados por estudiantes de la Ibero interesados en explorar las distintas vertientes comunicativas de las humanidades.

En la conferencia “La divulgación en medios”, Ernesto Velázquez, director general de TV UNAM, subrayó que para cubrir la necesidad urgente de una mayor oferta de medios de comunicación alternos a la radio y televisión comercial, se debe propiciar un marco jurídico que les brinde certidumbre, garantía de permanencia, desarrollo y asunción de las nuevas tecnologías, así como los recursos que merecen estas fórmulas mediáticas.

Velázquez indicó que de no implementarse una verdadera política educativa y cultural en México durante este sexenio, el país estará “destinado a la permanente mediocridad y al perpetuo olvido”.

“Tenemos tecnología y desafíos del siglo XXI, pero una legislación del siglo XVI, ya que no existe una sola línea en la Ley Federal de Radio y Televisión que hable de medios públicos. Somos considerados medios estatales, por lo que no hay una independencia editorial, no existen alternativas de financiación, estamos considerados dentro del esquema de la permisión, somos el único país del mundo en donde se distingue entre medios concesionarios y permisionarios…, lo que ha creado una especie de división de clases sociales entre los medios”, dijo.

Carencias y limitantes

A su vez, Carmen Limón, subdirectora de Radio UNAM y ex productora de Radio Educación, señaló que los medios culturales en México enfrentan una escasez de buenos guionistas. Egresada de la Ibero, Limón apuntó que las emisoras culturales se han centrado en difundir el consumo de las actividades artísticas producidas por Conaculta, universidades y productoras independientes, ante la desatención de la cultura por el gobierno, dejando de lado la posibilidad de explorar sus propias frecuencias como canales de producción artística, por medio de los que se podrían generar productos de interés como el radio arte o el radiodrama.

En el marco de esta conferencia, Agustín Padilla, jefe de contenidos hablados de Ibero 90.9, estación que en marzo cumple su primera década de existencia, precisó que los comunicadores en general deben cambiar su narrativa y dejar de dividir a la cultura por rubros de interés.

Padilla añadió que los medios públicos deben dejar de ver la transmisión de contenidos culturales como una obligación impuesta, y entenderla como una vocación que se debe contagiar a los medios comerciales en la medida de lo posible.

Ibero 90.9 ha puesto especial atención en la accesibilidad al arte emergente, el arte popular, las expresiones callejeras y el arte urbano, invitando al público a unirse a estas transmisiones en museos, galerías o centros culturales, indicó.

Agustín Padilla señaló que Ibero 90.9 prepara una retrospectiva de sus primeros diez años de transmisiones, en la que se repasarán todas las producciones que han existido en esta estación pública, única de México que transmite con ayuda de energía solar, además de ser la única estación de radio de una casa de estudios privada. También adelantó que desde abril la estación de radio lanzará al aire nuevos contenidos de investigación, producidos junto con publicaciones, galerías e instituciones culturales.

Pequeñas BBC

Respecto del apoyo económico gubernamental a los canales de difusión cultural, el director de TV UNAM comentó que en el sexenio de Felipe Calderón se gastaron 26 mil millones de pesos en publicidad oficial del Poder Ejecutivo, dinero con el que las 450 estaciones educativas y culturales de México serían “pequeñas BBC”.

Ernesto Velázquez aprovechó para señalar como “escalofriante” el uso de estrategias como los "ejecutómetros" mediáticos, que hacen una terrible apología de la violencia, además de ser una herramienta muy irresponsable de la que se sirven los medios comerciales.

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