jueves, 8 de abril de 2010

Aprender a vivir de la mano del Filósofo Esclavo


Javier Prado Galán
Académico
de la UIA


Muchas veces nos dejamos llevar por las opiniones que tenemos sobre las cosas. Por ejemplo, el prejuicio de que todas las suegras son desagradables nos puede llevar a rechazar injustamente a personas valiosas en sí mismas. “No son las cosas las que atormentan a los hombres, sino las opiniones que se tienen de ellas.”, aseguraba Epicteto, el filósofo cojo y esclavo. Hemos de combatir, si queremos vivir con garbo, todas las opiniones erróneas que tenemos sobre las cosas. De ese modo viviremos en paz.

Nuestros padres, nuestros maestros, pero sobre todo los medios de comunicación masiva, suelen distorsionar las ideas que debemos tener sobre las cosas y de ese modo vivimos con temores ante problemas como la muerte, el dolor, el mal, la guerra, la pobreza, el calentamiento global, etc. El trabajo de objetivación es uno de los más penosos. Es verdad que no hay objetividad sin subjetividad pero hemos de hacer un esfuerzo por pasar de la “doxa” (mera opinión superficial) a la “episteme” (ciencia o conocimiento en sentido estricto).

Por otra parte, solemos sentirnos culpables de circunstancias que no dependen de nosotros. Nuestra impotencia ante tales callejones sin salida nos hace un tanto infelices. Lo ilustro con el siguiente ejemplo. Un familiar pasa por una delicada crisis económica. No tiene para pagar hospital y operación de una de sus hijas. Yo siento escrúpulo pues no puedo ayudarlo. Sin embargo, ello no depende de mí. No cuento con los medios para salvar esta conmovedora y delicada situación.

Epicteto, el filósofo esclavo, aconseja: “La verdadera tranquilidad de espíritu consiste en no desear sino lo que depende de nosotros mismos… Un solo medio hay para alcanzar dicha tranquilidad, menospreciar todo lo que no depende de nosotros.” Podría sonar esto a una invitación al conformismo como si buscar lo imposible no fuera aconsejable. En el 68 se solía decir: “seamos realistas, busquemos lo imposible”. Sin embargo, la invitación es a realizar los sueños posibles, que pueden ser muchos, depende de la energía y la imaginación que invirtamos en nuestras acciones. Todo es cuestión de actitud.

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