miércoles, 5 de septiembre de 2012

Daniel Bautista: el más grande andarín azteca

Gilberto Prado Galán, coordinador de Difusión Cultural de la Ibero
Daniel Bautista, ganador en Moscú

Dice Raúl González que el más grande marchista de los 20 kilómetros, en la historia del atletismo, ha sido Daniel Bautista. Como sabemos Bautista ganó oro inapelable en Montreal Daniel Bautista (1976) y fue descalificado en las competencias de 20 y 50 kilómetros en Moscú (1980): el penoso asunto de la supuesta “flotación”.

En Montreal Bautista padeció los insultos de los alemanes que le perseguían y que, cuando lograban acercarse al andarín nacido en El Salado, San Luis Potosí, le escupían para tratar de amedrentarlo.

Bautista jamás se arredró y llegó airoso al estadio para cruzar la meta y luego ponerse de rodillas para dar gracias a Dios por haberle concedido el don de la caminata desde muy joven. Recuerda que cuando era niño caminaba siempre de la escuela a la casa, infatigable y humilde. Bautista sufrió el rigor de la pobreza. En su casa de niño (de cartones y piedra) no había luz ni servicios. Así troqueló una voluntad de temple prodigioso. Por eso dice siempre que hay que dar más del cien por ciento. El famoso extra que distingue a los más grandes. Nombrado deportista mexicano de la década de los setenta (en una votación donde se hombreó contra gigantes como Pipino Cuevas o Hugo Sánchez)

Daniel Bautista experimentó tremenda decepción cuando se enteró de que había sido descalificado.

Se tiró al vicio del alcohol y sólo pudo sobrepujar el arrastre al abismo de la depresión con desembocadura casi suicida gracias al nacimiento de su primera hija: “Cuando ganas la gloria se multiplican los amigos; cuando pierdes nadie te pela”, suele decir con tono reposado al recordar aquella dolorosa circunstancia de Moscú, luego de haber ganado, además del oro olímpico en Montreal, los campeonatos del mundo en 1977 y 1979. Ejemplo para los marchistas mexicanos de sucesivas generaciones Daniel Bautista está seguro de su fuerza y de su poderío en la década de los setenta: “Yo era con mucho el mejor”.
   
Un hombre envejece cuando cree que su futuro ya no puede ser mejor que su pasado, escribió Amado Nervo. Daniel Bautista vive ahora de recuerdos, es cierto. Del más granado recuerdo significado por la conquista del oro olímpico, pero tiene asimismo proyectos que valen oro molido: entrenar a los jóvenes, educar a sus hijos y alentar a los nuevos marchistas para que emulen sus proezas.

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