miércoles, 28 de noviembre de 2012

Obama II

Por Ilán Semo
Académico del Departamento de Historia de la Ibero

Hasta la presidencia de Obama, los políticos afroamericanos que habían ocupado altos cargos –como Condoleezza Rice en la administración de Bush II– se habían comportado como políticos blancos  del mainstream (con toda la amplitud  que ello puede significar) salvo notables excepciones. Una performance que el stablishment normalmente agradece y aplaude en Washington. Visto desde su campaña electoral de 2008, el caso de Obama era distinto. Al reto de una política de reformas sociales se aunaba el desafío de una práctica que pudiera cerrar brechas en el abismo de la conflictualidad racial de Estados Unidos.

Para Obama, incluso antes de ingresar a la presidencia, la situación se tornó en un auténtico crucigrama de obstáculos y condiciones realmente desfavorables. En noviembre de 2008, el colapso de Wall Street trajo consigo el colapso de las finanzas mundiales. Le siguió la crisis económica más severa desde 1929. Peor no podía ser.

Y comenzó el principio de un giro o casi una vuelta en “u”. Obama optó por negociar todo su programa con tal de mantenerse a flote. Lejos de recurrir a la base social que lo había llevado a la Casa Blanca, le dio la espalda. El político convencional de Harvard parecía imponerse al activista militante de Chicago. Renunció al apoyo al desempleo, a intervenir en favor de quienes habían perdido sus casas en la crisis; se distanció del programa de reformas sociales (con excepción de una exigua reforma del sistema de salud pública) y del intento inicial de disminuir el poder de los militares. Lo único que logró mantener fue ese neokeynesianismo orientado a salvar empresas (y con ello, hay que decirlo, empleo), pero no a proteger a consumidores y trabajadores, tal y como lo dictaba la teoría antigua. Una política, por cierto visiblemente exitosa, llevada a cabo contra viento y marea.

¿Quién es Obama? No hay duda de que se trata de un político con habilidades extraordinarias para mantenerse a flote ¿Pero será su segundo período distinto?

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